ABÚS SEXUAL INFANTIL. ABORDATGE DES DELS CENTRES EDUCATIUS. (18 hores)

Formació 100% subvencionada per a professorat en actiu de primària i secundària de Catalunya

Aquest curs té com a objectiu oferir una panoràmica completa sobre l’abús sexual infantil, tractant temes com les característiques de l’abús, la dinàmica de les relacions abusives, els signes d’alerta o el moment de la revelació. També permet desenvolupar eines per a una actuació adequada  així com  sobre la prevenció des dels centres educatius. 

PROGRAMA

CONCEPTUALITZACIÓ DE L’ABÚS SEXUAL INFANTIL I EL MALTRACTAMENT INFANTIL. Introducció a la victimologia del desenvolupament; Incidència i prevalença; Dinàmica abusiva. Conseqüències de l’abús sexual infantil.

IDENTIFICACIÓ DE L’ABÚS SEXUAL INFANTIL: DETECCIÓ I REVELACIÓ. La detecció de l’abús sexual infantil als centres educatius; Actuació davant la revelació: contenció, assertivitat i actuació.

ACTUACIÓ DAVANT L’ABÚS SEXUAL INFANTIL. Principis d’una actuació adequada; Circuits d’actuació, protocols i recursos existents.

PREVENCIÓ DE L’ABÚS SEXUAL INFANTIL. Marc de la prevenció. Cap a una cultura de la prevenció i protecció davant l’Abús Sexual Infantil.

METODOLOGIA

La formació consta de 15 hores de videoconferència organitzades en 6 sessions i de 3 hores de lectura de materials entre sessions.  Les sessions de videconferència tindrà un caràcter participatiu i dinàmic i la explicació de continguts es combinarà amb el treball de casos. 

DATES I CALENDARI

DATES TORN 1:  1, 10,14,15,17 i 21 de desembre de 17.30 a 20.00

DATES TORN 2: 22, 23, 24, 28,29 i 30 de desembre de 9.00 a 11.30

INSCRIPCIONS

El període inscripcions finalitzarà el 30 de novembre a les 12.00. 

Es farà una selecció dels participants aplicant els criteris de ordre de inscripció i de equilibri territorial assegurant la representació equilibrada a nivell geogràfic  de les quatre províncies de Catalunya tal i com estableix el finançador de la formació. 

El 30 de novembre es comunicarà per correu electrònic a tots els inscrits la acceptació o no de la inscripció a la formació. 

FORMULARI DE INSCRIPCIÓ

https://forms.gle/ZpkRLbramFtYPyGx9 

Amb el suport del Departament de Treball, Afers Socials i Famílies, amb càrrec a l’assignació del 0,7% de l’IRPF

Una col·laboració especial.

Elisabete Gomes és una violinista de quaranta-un anys, nascuda al nord de Portugal. En el text que ha compartit amb nosaltres relata la seva experiència en el grup terapèutic de la Fundació, amb l’esperança que altres víctimes d’abús sexual infantil puguin entendre la finalitat d’aquestes sessions.

Des de la Fundació volem agrair a la Elisabete pel seu coratge i l’esforç en la redacció d’una vivència tan personal. Esperem que us agradi tant com a nosaltres ens ha agradat.

Els noms que apareixen en aquest text no son reals.

Hemos aprendido a callar.

Entré nerviosa en aquella sala de la Fundación con las sillas en círculo. Era como si dibujaran un globo, un planeta privado, un mundo propio. Buscaba un lugar como los niños el primer día de clase, cuando intentan adivinar en la mirada de sus compañeros, un amigo. Allí, todos teníamos la misma mirada. Me senté al lado de una de mis compañeras y esbocé una sonrisa. Intentaba dar un aire de normalidad y, de vez en cuando, estiraba el cuello para sentirme más digna.

Enara hablaba más. Gesticulaba de forma ansiosa mientras explicaba cómo su abuelo había abusado de ella. El ya había muerto, pero la herencia que le dejaba a su nieta era, como mínimo, difícil de manejar. 

Ella hablaba muy rápido y sus palabras se atropellaban en mi cabeza. Cada una de sus frases caía como una bomba en el medio de la sala y  yo empezaba a sentirme realmente mal: se evadían mis pensamientos, tenía dificultad para concentrarme, me sentía excesivamente crítica en relación a todo y a todos y una náusea profunda comenzaba a invadir mi cuerpo como si fuera un veneno.

En ese primer día, Fátima también habló; era mucho más joven que la mayoría de los que estaban en la sala y se expresaba con la rebelión y la fuerza de su edad. Pronto iría a juicio, para acusar a su padre de haber abusado de ella durante años, con la complicidad de su madre. 

La historia de Teresa tenía un escenario similar, se veía en ella, al mismo tiempo, el coraje y la decisión de sus 20 años y la claridad y profundidad de alguien con muchos años más. Ella daba la sensación de que sabía lo que quería, lo que no quería y lo que tenía que cambiar en su generación. Pero la mayoría de nosotros rondábamos los cuarenta y habíamos vivido toda una vida de silencio y represión. Represión infligida por el entorno, o autoimpuesta, o simplemente de negación, de una repetición constante de la mente, de una reformulación de la verdad a niveles aceptables de supervivencia.

En esa sala, los chicos eran menos y más silenciosos y creo que no los he escuchado hablar hasta unas cuantas sesiones más tarde. Había un tío, un vecino, un hermano, un maestro, un padre, un abuelo o un sacerdote en cada triste historia y todos habían herido profundamente la confianza de inocentes.

Salí de ese primer encuentro con la sensación de que aquellas historias se pegaban a mi cuerpo. Me parecía extraño lo incómoda que me sentía, cuando durante tanto tiempo había deseado poder participar en uno de estos grupos, poder hablar con quien hubiera vivido lo mismo. Pero, en ese momento, me parecía que no. Mi mente cuestionaba lo que una vez había sentido con tanta convicción y se preparaba para jugar conmigo un viejo truco: me contaba historias, me decía que tal vez mi caso fuera diferente, que tal vez lo mejor para mí sería olvidarlo, que tal vez yo no tuviera necesidad de hablar.

Aprendí de muchos años de terapia que mi mente no tenía malas intenciones, sino que quería protegerme. Protegerme no dejando que me identificara, no permitiéndome reconocer que yo era tan solo una víctima más (en el sentido real de la palabra) y que estaba entre otros como yo. Esta vez sospeché. De la misma manera que sospechas cuando escuchas la misma historia, o la misma excusa, muchas veces. Bueno, eso ya no me sirve de nada, pensé. Y lloré amargamente.

Aprendí de muchos años de terapia que mi mente no tenía malas intenciones, sino que quería protegerme.

Callamos, negamos, huimos, excusamos, reformulamos porque la vergüenza y la culpa que sentimos son insoportables. Y algunos de nosotros nos emborrachamos, nos drogamos, nos suicidamos. Porque llega el momento en que los celosos centinelas de nuestras mentes ya no nos defienden, sino que apuntan con el cañón de la escopeta en nuestra dirección y van a las últimas consecuencias. Si no hacemos algo para poder enfrentarlos.

Lo que llevamos dentro no se limita a un malestar natural causado por un mal recuerdo, es algo que se engancha a toda nuestra existencia y nos hace sentir avergonzados y culpables incluso por estar vivos. Este aspecto me hace sentir particularmente enojada. Como si no fuera suficiente pasar por el abuso, nuestro mundo (interno y externo) parece organizarse para hacernos la vida especialmente difícil. Esto sucede por muchos motivos, que no puedo explicar completamente ahora, pero uno de los grandes es porque hemos aprendido a callar. Hay una sociedad entera que nos enseña, e incluso nos motiva, a callar. Y si tenemos que callar, es porque debemos haber hecho algo muy vergonzoso.

Hubo un ejercicio que hicimos en el grupo: consistía en atribuir, de acuerdo con lo que sentíamos “en el estomago”, por decirlo de alguna manera, un porcentaje de responsabilidad por lo que sucedió al adulto abusador y otro a nuestro niño o niña abusados. Ninguno de nosotros pudo asignar, en su propio caso, 100% de responsabilidad al abusador. Sin embargo, cuando lo hicimos en relación con el caso de otro colega, estaba completamente claro que la responsabilidad de un adulto que abusa es suya y de nadie más. Quizás este sea un buen momento para recordar que cuando hablamos de nuestros niños o niñas, hablamos de niños y niñas de 6, 8, 11, 12 años… ¿Cuál fue su responsabilidad? ¿Estar en el lugar equivocado en el momento equivocado? ¿Confiar? ¿Ser niños?

Hay una sociedad entera que nos enseña, e incluso nos motiva, a callar. Y si tenemos que callarnos, es porque debemos haber hecho algo muy vergonzoso.

Me rompió el corazón ese día y continúa rompiéndose ahora. Me sentí muy enojada, todavía me siento. No es una mala rabia. La rabia no es mala, sirve para defendernos. En mi caso, incluso estoy agradecida porque durante demasiado tiempo lo único que sentí fue apatía y tristeza. Y esta es una rabia que devuelve vida a mi cuerpo y me hace ganar fuerzas para decir basta. Basta de la locura de perpetuar el castigo más injusto.

Me hice muchas y muy buenas promesas durante las sesiones en la Fundación. Espero poder cumplirlas todas. Pensar en mis compañeros ayuda. Con el grupo sentí fuerza, claridad, lucidez. La humanidad no es tan egoísta: mejoramos ayudando a mejorar al otro.

Esta comunión humana permite que comience un lento proceso de alquimia, en el que una voz interna muy débil, hace mucho tiempo olvidada, comienza a tomar forma y a hablar en los breves intervalos en los que podemos silenciar a nuestros demonios. Esta voz no suena como la de un general, autoritario o poderoso. Por el contrario, es más como la de un niño, frágil, pequeño, y probablemente lo primero que queremos hacer es ridiculizarla o no darle ninguna importancia. Pero esa voz es dulce, tierna, vulnerable, sobre todo digna, y habla como una flor en el cañón de una escopeta.

Esta comunión humana permite que comience un lento proceso de alquimia, en el que una voz interna muy débil, hace mucho tiempo olvidada, comienza a tomar forma y a hablar en los breves intervalos en los que podemos silenciar a nuestros demonios.

Recuerdo la mirada de cada uno de mis compañeros y reproduzco sus historias en mi cabeza. Al pensar en nuestras niñas y niños pequeños, ocultos durante tanto tiempo en las profundidades de nuestro ser, solo me viene al pensamiento la figura de mi personaje favorito de C. Dickens: Oliver Twist. Y pienso en él abatido, con los ojos ocultos debajo de su boina, hambriento, caminando hacia Londres después de tener la audacia de pedir un poco más de sopa. Haber tenido el coraje, incluso si lo presionaron sus compañeros, para decir: “¡Quiero más!”.

Antes de los libros de Dickens, los niños eran seres socialmente invisibles y, en muchos sentidos, siguen siéndolo. Soy fatal recordando estadísticas, pero estas no las puedo olvidar: 1 de cada 5 niños y niñas  sufre abuso sexual infantil antes de los 17 años. De estos, un 60% nunca recibirá ayuda y el 90% no lo dirá hasta la edad adulta. En el sitio web de la Fundación también está escrito cómo crecieron los números durante el confinamiento.

No creo en ninguna forma de cambiar las estadísticas que acabo de mencionar que no pase, también, por poder hablar abiertamente. Ya sea para evitar o poder superar, de la mejor manera, un trauma de abuso sexual infantil. En el caso de los supervivientes, depende de cada uno decidir el momento y la forma que considere posibles para que pueda hacerlo sintiéndose apoyado, con la seguridad y la confianza que puedan ayudar a soportar el miedo y la ansiedad, el malestar físico y psicológico, la vergüenza y la culpa.

Recuerdo haber dejado una de las últimas sesiones del grupo y sentir: Estamos aquí. ¡Vivos! – y pensar en cómo cada uno llegó allí, aferrándose a su propio bote salvavidas.

A mi me salvó y continúa salvándome mi violín, o una pintura de Chagall, o un poema que sale de mis entrañas y que insiste en ser escrito, mi hijo, el amor, mi familia, mi fe pequeña y frágil, la verdadera amistad y mucha terapia. Buena terapia. La que se ejerce con mucha profesionalidad pero sobre todo con amor incondicional, el que nace del respeto absoluto.

Recuerdo haber dejado una de las últimas sesiones del grupo y sentir: Estamos aquí. ¡Vivos! – y pensar en cómo cada uno llegó allí, aferrándose a su propio bote salvavidas.

Y me ha salvado también este grupo y cada uno de mis compañeros, que son como amplificadores de la voz de ese pequeño niño o niña de la boina que llevamos dentro y que, lleno de amabilidad, inocencia y coraje, insiste en decirle a la vida y al mundo: ” ¡Quiero más!”

Elisabete Gomes
Barcelona, julio 2020 

“Paraules que fan xarxa” és un projecte de la Fundació Vicki Bernadet que té com a objectiu principal promoure la prevenció de l’abús sexual infantil en contextos vulnerables. 

En el marc de projecte es realitzarà una formació online per dos professionals de cada centre escollit. A la formació es treballarà com abordar, detectar i prevenir l’abús, amb dues sessions dedicades a aprendre a fer un taller per la prevenció de l’abús amb els infants del centre. 

Després les dues persones del centre impartiran aquest taller amb un grup d’infants del seu centre. El taller es destina a infants de 8 a 12 anys i té una duració de quatre sessions d’una hora. Aquestes sessions es basaran en el treball en grup i tindran un caire participatiu i vivencial per ajudar als nens i nenes a connectar la temàtica amb la seva realitat quotidiana.  Al llarg del taller els nens i nenes aniran treballant un quadern personalitzat que conté temes clau sobre situacions de risc, reflexiona sobre la xarxa de suport personal  i inclou un llistat de telèfons i adreces dels diferents recursos del barri. Un cop finalitzat el taller cada nen i nena es quedarà amb el seu quadern.

Per tal de poder implementar el taller, els professionals dels centres hauran d’haver assistit obligatòriament a la formació online. 

Les dates de la formació a través de videoconferència són les següents, sempre de 10h a 12h: 

Dijous 17 SETEMBRE 

Dimarts 22 SETEMBRE 

Dimarts 29 SETEMBRE 

Dijous 1 OCTUBRE

Dimarts 6 OCTUBRE 

Dijous 8 OCTUBRE 

Dimarts 13 OCTUBRE

Si esteu interessades en què el vostre centre participi responeu al formulari que hi ha a continuació i nosaltres ens posarem en contacte!

La selecció de centres on s’implementarà el programa es farà per ordre de rebuda de les inscripcions prioritzant aquells centres que no han implementat mai el programa en edicions anteriors. 

Teniu fins el 10 de setembre!

Una sentència esperançadora.

El passat 24 de Juny , la “Corte Interamericana de Derechos Humanos”, l’equivalent al Tribunal Europeu de Drets Humans, va dictar una sentència mitjançant la qual va declarar la responsabilitat de l’Estat d’Equador per la violència sexual soferta per l’adolescent Paola del Rosario Guzmán en l’àmbit educatiu estatal. La nena va patir abusos sexuals pel Vicerector de l’escola a la què assistia, fet que va tenir relació amb el seu suïcidi. La sentència culpa a aquest Estat també de la violació dels drets judicials i del dret a la protecció judicial, en relació amb el dret d’igualtat davant la llei en perjudici de la mare i la germana de la nena i la violació del dret a la integritat personal d’aquestes familiars de la víctima. 

En definitiva, l’Estat d’Equador va incumplir la defensa de dos Drets Humans reconeguts, per una banda amb la falta de tutela judicial efectiva al no perseguir a l’acusat i permetre la prescripció del delicte i en segón lloc contra els drets fonamentals de la nena. 

A aquest Tribunal es sotmeten voluntàriament els països sud-americans signants de la Convenció Americana dels Drets Humans, per tant, aquesta sentència constitueix un precedent que pot vincular als Estats firmants d’aquest conveni, i pot representar un canvi que impliqui més diligència a l’hora de protegir drets fonamentals i perseguir abusadors. 

Sembla que bufen vents favorables amb la defensa dels nens i les nenes i amb la responsabilitat institucional i col.lectiva d’aquesta defensa. 

Els Drets dels Infants no són alguna cosa secundària ni complementària, són Drets Humans i la Convenció sobre els Drets dels nens i les nenes suposa un reconeixement del deure de protegir arreu els menors d’edat d’injustícies greus que poden limitar les seves possibilitats de desenvolupament i causar molt de patiment. 

Són moltes les generacions que han viscut la relació entre adults i infants de forma molt jeràrquica i descompensada, en la que la paraula del nen o nena mancava de valor, i en que la defensa dels drets fonamentals dels infants resultava anecdòtic. Si existeix una lluita legítima i global sense fisures és la dels Drets Humans, i si existeix una motivació transversal a tots els humans del planeta és la de tenir cura dels infants i preservar el nostre futur comú. 

Ara bé, tot canvi integral, per arribar a ser realitat, necessita de la complicitat de tots i cadascún dels membres de la societat, sigui quina sigui. És necessari, que més enllà de l’anècdota, tots nosaltres entenguem que res canvia si no volem canviar i res avança si no entenem fins a quin punt és necessari treballar conjuntament en un futur sempre millor. 

Per sobre dels interessos personals està el be comú, es l’hora de prendre consciència i generar un canvi més que necessari. 

Institucions, professionals, famílies i ciutadania fent front comú davant un repte únic. 

Les Reparacions que va dictaminar la Cort IDH en el cas de la Paola del Rosario, inclouen que en el plaç d’un any, l’Estat d’Equador identifiqui mesures, addicionals a les que ja està implementat, per corregir i esmenar insuficiències en relació amb informació estadística sobre situacions de violència sexual contra nenes o nens en l’àmbit educatiu; la detecció de casos de violència sexual contra nenes o nens en aquest àmbit i la seva denúncia; la capacitació a personal de l’àmbit educatiu que fa a l’abordatge i prevenció de situacions de violència sexual; i la provisió d’orientació, assistència i atenció a les víctimes de violència sexual en l’àmbit educatiu i / o als seus familiars. Totes aquestes mesures convergeixen amb moltes de les demandes que el col.lectiu de víctimes, nacional i internacional, reclama des de fa dècades. I totes aquestes demandes tenen una única cosa en comú, la seva resolució depèn de la implicació de cadascún dels agents que formem part de la societat ón convivim. 

És l’hora d’acompanyar a les víctimes, és l’hora de donar-lis prioritat, és l’hora de ser concients de la seva realitat i formar part de la lluita cap a un futur lliure d’abusos sexuals infantils. 

Un Repte Comú. 

La adherència a la teràpia psicològica és clau per assegurar el benestar dels/les pacients.

Aquest any 2020 les treballadores de la Fundació ens hem fixat un objectiu comú: buscar formes de millorar la nostra feina cada dia. Per nosaltres és imprescindible oferir els nostres serveis amb la màxima qualitat possible i el nostre compromís en la prevenció i l’abordatge de l’abús sexual infantil al llarg de 23 anys així ho demostra. No obstant, ens sentim en la obligació d’anar més enllà: l’experiència no ho és tot, ens cal també revisar-nos, preguntar a les usuàries i investigar amb les dades que coneixem. 

Durant l’últim any el Servei d’Atenció ha treballat conjuntament amb el Departament de Formació per tal de trobar els punts claus per promoure l’adherència a la teràpia de les usuàries de la fundació. Després d’analitzar més de 750 casos i comprovar amb orgull que la Fundació té les taxes d’abandonament de la teràpia per sota la mitjana trobada en estudis internacionals, volem compartir amb tots vosaltres les conclusions de la investigació. 

Aquesta investigació ha estat possible gràcies al finançament del Departament de Treball, Afers Socials i Famílies de la Generalitat de Catalunya, en el marc de la COSPE 2019. També hem comptat amb l’assessorament de la Universitat de Barcelona per tal d’assegurar el màxim rigor científic.

Vols conèixer algunes recomanacions per prevenir l’abandonament de la terapia?

1. Oferir tractament psicològic gratuït.
2. Treballar amb les famílies i implicar-les en la teràpia de l’infant o l’adolescent.
3. Treballar les expectatives dels adolescents sobre ritme de la teràpia.
4. Vincular la pacient a la institució.
5. Formar a tot el personal sobre com establir un bon vincle amb els/les usuarxs. 
6. Adaptar-se a les necessitats de cada pacient de forma personalitzada.
7. Crear i protegir el vincle terapèutic.
8. Re-avaluar la qualitat del vincle al llarg de la teràpia.
9. Ajudar a la persona a reconèixer els seus recursos personals.

La Fundació Vicki Bernadet s’ofereix per compartir mecanismes de prevenció i suggerir accions en defensa de les víctimes d’abusos sexual infantil durant l’actual confinament.