Si una persona niega la realidad de su propio abuso, tampoco puede conocer o reconocer los signos potenciales de abuso que muestran algunos individuos y puede pasar por alto las señales de alarma de un agresor (relaciones sexualizadas, conducta controladora y actitudes negativas hacia las mujeres) y en consecuencia ser más vulnerable a ser victimizada que una mujer que no ha sufrido abusos sexuales en la infancia.
Teorií de la revictimitzación (Chu, 1992)
En los últimos años, estamos avanzando en el objetivo de eliminar la violencia a las mujeres en nuestra sociedad pero algunas de ellas todavía son olvidadas a la hora de intervenir en la prevención y el tratamiento de las violencias que han sufrido. Dentro del colectivo de las mujeres en situación de exclusión social encontramos unos índices mucho más elevados de haber sufrido abusos sexuales u otro tipo de violencias en la infancia que el resto de la población en general. Diferentes estudios nos llevan a la conclusión que muchas mujeres que han tenido una experiencia inicial de un tipo de violencia como el abuso sexual infantil tienen muchas probabilidades de continuar con experiencias revictimizadoras y que, por lo tanto, sean mucho más vulnerables a la hora de poder prevenir futuras situaciones de violencia.
Revictimización sexual
Una de las consecuencias de haber sufrido abuso sexual durante la infancia es la revictimización. Esta la entendemos como la experiencia de más de un evento traumático posterior al abuso sexual infantil, especialmente relacionados con agresiones físicas y sexuales, y que parece tener un efecto acumulativo y aumentar de manera significativa la simptomatología psicopatológica, principalmente postraumàtica, presente en estas víctimas. Muchos estudios relacionan el abuso sexual infantil con la revictimización adulta. Las intervenciones clínicas y los programas de prevención de violaciones muy amenudo animan a las mujeres a hacer servir su intuición; sobre todo cuando se encuentran incómodas en una situación determinada. La víctima que disocia o evita puede pasar por alto las señales de alarma en un hombre (relaciones sexualizadas, conducta controladora y actitudes negativas hacia las mujeres) y, en consecuencia, ser mucho más vulnerable a ser victimizada que una mujer que no ha sufrido abusos en la infancia. Otra de las consecuencias de las experiencias de abuso en la infancia que aparece en muchos casos es la transmisión transgeneracional e intergeneracional del maltrato infantil.
El proyecto ‘Prevenir es proteger’
Desde la Fundación, creemos que es muy importante trabajar con programas psicoeducativos para poder intervenir en estas mujeres más desfavorecidas, desde el reconocimiento de su situación de víctimas de violenncia en la infancia como posible causa que las ha llevado a situaciones de exclusión social, y con la finalidad de evitar nuevas relaciones de violencia en sus vidas.
Por tanto, los objetivos principales del proyecto ‘Prevenir es proteger’ que realizamos desde la Fundación són:
- La prevención de nuevas situaciones de violencia a estas mujeres
- La detección de mujeres que han sufrido abusos sexuales en la infancia para ofrecerles una atención especializada en la entidad
Las sesiones de trabajo con mujeres en situación de vulnerabilidad es una manera adecuada de prevenir situaciones de violencia de género y potenciar la sensación de protección hacia ellas y su propia familia. El taller trabaja a partir de aspectos clave como la protección de uno mismo y los familiares, el poder disfrutar de una salud sexual y la resiliencia como punto de partida para aproximarse a la complejidad de los abusos sexuales. Además, el proyecto busca trabajar con un alto nivel de coordinación con los servicios destinatarios, para conocer la realidad y necesidades específicas de cada uno de ellos y poder plantear una intervención correcta para las mujeres que participan.
Este proyecto se puede ofrecer de forma subvencionada gracias a la financiación obtenida por parte de:
